A ritmo de I wanna love you de Bob Marley
la carretera se ve mejor. Te pones a mirar por la ventanilla y notas como el
sol acaricia tu espalda y abriga tu mejilla. Un sol que parece querer brillar
más que el invierno que ha pasado y a la primavera que está aquí, y al pensar
en el frío que hace fuera hasta me da un respingo. Vuelvo a mirar a la
carretera y veo los coches que nos
adelantan. Intento imaginar la vida de quien va dentro o las conversaciones que
mantienen. Ahora somos nosotros quien adelantamos a otro coche en este va una
familia con un niño que no parece sobrepasar los seis años. El niño al vernos
empieza a hacer muecas a través de la ventanilla, la madre se da cuenta y le
regaña pero yo también he vuelto ya a mi infancia y empiezo a entretener al
niño que me mira, ríe y me señala para que su madre pueda verme. La madre me ve y sonríe, también le parece
divertido. Recuerdo cuando era una niña e iba en coche también saludaba a la
gente que veía y me alegraba de que me
respondiesen, vamos no penséis que soy rara, todos sabemos que lo hemos hecho
más de una vez.
Hace un rato que pasamos a la familia y
ahora solo me limito a ver el paisaje, bueno no es muy bonito que se diga, pero
no pasa nada. Por el lado izquierdo aparece el morro azul de un coche que
quiere adelantarnos. Vuelvo a fijarme en quien hay dentro. Una pareja joven
sonríe mientras conversan ensimismados e intento adivinar su conversación,
quiero creer que hablan sobre sus sueños, sobre todos los planes que ya han
hecho juntos. Pero ese coche ya nos ha pasado y no puedo ver a la pareja, así
que me dedico a imaginar lo que podrá ser de ellos. Eso es lo que me gusta de
ir en coche puedes imaginar las vidas de los que pasan a tu alrededor.
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