lunes, 12 de marzo de 2012

Microrelato: El secreto de Adam Walles.

   Nadie sabía  que  contenía la maleta de Adam Walles. Nadie había visto lo que había dentro.  Adam Walles era un joven de 19 años autista. Yo le conocía desde los 3 años y parecía ser importante para él igual que él para mí. Siempre llevaba esa maleta con él y no la mostraba a nadie, no se separaba de ella ni un segundo.
    Él caminaba por el parque despreocupado absorto en quién sabe qué pensamiento con una libreta en la mano y allí encerrado en sí mismo y observando la realidad que le rodeaba y las personas que pasaban a su lado garabateaba en la libreta. Conocía a Adam tanto tiempo, realmente era una pieza importante en mi vida.
   La pasada primavera Adam murió, aún no lo he superado, no he llegado afrontarlo totalmente, pero hoy he decido sobreponerme y abrir un paquete que dejó para mí. Era su maleta, me había legado su secreto. Con la maleta había una pequeña nota. Jugueteé nerviosa con ella entre mis manos y después comencé a leer.
 “Todos esos pequeños detalles en los cuales la gente no se fijan son los que hacen de esta vida una experiencia maravillosa. Cada detalle es una historia.”
   Entonces con un nudo en la garganta, las manos sudorosas y los ojos encharcados abrí la maleta. En ella miles de hojas esperaban ser leídas.  Adam  había escrito sobre la gente que veía, sobre la gente que amaba. Su esencia residía allí, su vida entera estaba allí. La maleta era su memoria y sus ojos.

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